Acompañando y evolucionando con cada niña y con cada niño.
Trabajando la gestión óptima de las emociones, entendiendo la biología del ser humano desde su esencia.
Ayudando y compartiendo con las familias y profesionales de la educación para construir un mundo donde todas y todos queramos vivir.
Podemos observar en el siguiente cortometraje un ejemplo de cómo funcionan las neuronas espejo:
Las neuronas espejo también funcionan con el resto de las emociones: ira, miedo, asco, tristeza... y sentimientos tanto positivos (bondad, generosidad, felicidad, fortaleza...) como negativos (vergüenza, culpa, angustia, pena, lástima...).
Cuando "forzamos" a nuestro cerebro a un entorno con sentimientos positivos, nuestro entorno se convierte en positivo para el cerebro, y por tanto para el subconsciente. De esta manera, estamos condicionando a todo nuestro organismo a reaccionar de forma positiva con todos los procesos químicos internos a nuestro favor (hormonas, neurotransmisores, sensaciones, órganos en equilibrio...).
Por el contrario, cuando los sentimientos son negativos, nuestro entorno se convierte en negativo (imaginemos el resultado de educar con el miedo y los castigos, conseguimos corregir ciertas conductas y durante un tiempo más o menos "determinado", pero con consecuencias no tan positivas para nuestro subconsciente y nuestro organismo). Debemos conseguir poder evolucionar y aportar nuestro granito de arena para mejorar nuestro entorno, aunque las condiciones externas no sean favorables.
Cada persona elige y decide con qué sentimientos y emociones contagiarse y, por tanto, contagiar. A veces resulta necesario forzar las situaciones como positivas por propio egoísmo de estar bien, sanos y equilibrados, aunque la propia situación sea en sí ya "negativa"; como por ejemplo una discusión o "pelea", para poder "ganar" y estar bien, dejar que los demás tengan su razón y no imponer la nuestra:
"Para ganar la guerra a veces es mejor perder una batalla" (educandoeldespertar)
Formas de conseguir un entorno positivo y favorecedor de sentimientos positivos:
Música clásica o armónica.
Música alegre.
Chistes o vídeos de humor positivo (humor donde no se abuse de nadie, no nos riamos de desgracias ajenas, etc.).
Ayudar a otras personas.
Colaborar en casa o en el grupo de trabajo aunque no nos lo pidan y sin esperar nada a cambio.
Comer sano (reducir en lo posible el consumo de azúcar y productos dañinos).
Contar historias con final positivo o agradable.
Ver películas de comedia o series de humor.
Hacer actividad física moderada.
Etc.
Formas de mantener un entorno negativo que deberíamos reducir:
Ver las noticias en los medios (fomentadores del miedo).
Recibir noticias tristes, aljarse de personas que cuentan penas.
Ver películas de acción, de terror o que infundan agresividad, ira o miedo.
Competición deportiva sin control.
Enfadarse por perder en competiciones de cualquier índole.
Comer mucha azúcar, mucha grasa animal u otros alimentos insanos.
Enfadarse con las situaciones (el enfado nunca ha resuelto nada, ni lo resolverá favorablemente).
Etc.
Cada persona es diferente, cada situación es distinta, en cada lugar hay dinámicas distintas de pensamiento... por lo que cada persona es la responsable de mantener "su mundo" en equilibrio por su propio beneficio.
Recordamos la definición de salud según la OMS: "La salud es un estado de completo bienestar físico, mental y social, y no solamente la ausencia de afecciones o enfermedades» (Preámbulo de la Constitución de la Organización Mundial de la Salud, 1946). Un estado mental equilibrado y positivo hace que nuestros sentimientos y emociones sean positivos...
En primer lugar, vamos a repasar el concepto de sentimiento, pues quizás nos lleve a interpretarlo de manera incompleta o inadecuada.
La mayoría de los autores reconocen las emociones como 6: miedo, ira, asco, tristeza, sorpresa y alegría, también consideradas como emociones primarias.
Las emociones secundarias o sentimientos, son un estado de conciencia que motivado por un pensamiento, ha activado una o más emociones en nosotros. Veamos un cuadro de sentimientos (extraído de https://rinconpsicologia.com/lista-de-emociones-y-sentimientos, por Jennifer Delgado Suárez):
Sentimientos
positivos
Sentimientos negativos
Sentimientos ambivalentes
Amor
Afecto
Compasión
Generosidad
Gozo
Júbilo
Esperanza
Admiración
Libertad
Logro
Justicia
Agradecimiento
Aceptación
Acompañamiento
Bondad
Apreciación
Benevolencia
Orgullo
Amabilidad
Alivio
Empatía
Integridad
Humildad
Apego
Aprobación
Concentración
Suficiencia
Armonía
Honestidad
Templanza
Tolerancia
Motivación
Felicidad
Firmeza
Fortaleza
Autonomía
Honorabilidad
Solidaridad
Optimismo
Satisfacción
Seguridad
Comprensión
Simpatía
Cariño
Pasión
Estima
Entusiasmo
Respeto
Paz
Placer
Compromiso
Fervor
Encanto
Competencia
Plenitud
Omnipotencia
Euforia
Éxtasis
Ilusión
Apoyo
Contento
Interés
Confianza
Alborozo
Cuidado
Dignidad
Enérgico
Vitalidad
Complacencia
Melancolía
Abandono
Aburrimiento
Abuso
Necesidad
Ausencia
Desmotivación
Susto
Amargura
Angustia
Agresión
Agobio
Vacilación
Ansiedad
Venganza
Valentía
Fastidio
Vergüenza
Vacío
Hastío
Hostilidad
Humillación
Menosprecio
Mezquindad
Temor
Terquedad
Terror
Traición
Molestia
Abrumado
Lástima
Manipulación
Fobia
Fracaso
Fragilidad
Frustración
Furia
Soledad
Imperturbabilidad
Parálisis
Rencor
Recelo
Pudor
Desprotección
Miseria
Pavor
Preocupación
Prepotencia
Pesimismo
Incongruencia
Pena
Pereza
Pesadumbre
Odio
Enfado
Engaño
Estrés
Perdido
Enjuiciamiento
Enojo
Envidia
Ofendido
Espanto
Entristecimiento
Estupor
Impaciencia
Desconfianza
Impotencia
Desconcierto
Incapacidad
Incompatibilidad
Incomprensión
Desventura
Indignación
Inestabilidad
Infelicidad
Inferioridad
Injusticia
Destrucción
Desamor
Insatisfacción
Inseguridad
Insuficiencia
Intolerancia
Irritación
Celos
Culpa
Censura
Cólera
Contrariedad
Dependencia
Depresión
Derrota
Desaliento
Desamparo
Desánimo
Desasosiego
Desconsideración
Abatimiento
Desconsuelo
Desdicha
Resquemor
Desencanto
Desesperación
Desgano
Desilusión
Desolación
Petrificación
Desorientación
Desprecio
Hambruna
Desprestigio
Desvalimiento
Devaluación
Dolor
Disgusto
Lástima
Desidia
Disforia
Exasperación
Remordimiento
Agravio
Obnubilación
Aflicción
Decepción
Nostalgia
Añoranza
Lujuria
Unidad
Atracción
Alarma
Asombro
Valentía
Alteración
Soberbia
Vulnerabilidad
Valoración
Tentación
Paciencia
Ambivalencia
Ternura
Deseo
Timidez
Tranquilidad
Arrepentimiento
Paranoia
Turbación
Frenesí
Confusión
Serenidad
Sometimiento
Sumisión
Sosiego
Rebeldía
Rechazo
Pertenencia
Compromiso
Dicha
Repugnancia
Resentimiento
Reserva
Persecución
Obligación
Ostentación
Excitación
Dominación
Extrañeza
Inconformidad
Incredulidad
Resignación
Indiferencia
Intrepidez
Intriga
Invasión
Impulsividad
Calma
Consuelo
Inquietud
Correspondencia
Curiosidad
Cercanía
Congoja
Titubeante
Desdén
Regocijo
Exaltación
Condescendencia
Ecuanimidad
Apatía
Inspiración
Seriedad
Trance
Obstinación
Arrojo
Perplejidad
Un sentimiento, por tanto, se refiere tanto a un estado de ánimo como también a
una emoción conceptualizada que determina el estado de ánimo. Dicho de otro modo, la interpretación de algo: una palabra, un gesto, una imagen, un sonido, un olor... puede provocar un estado de ánimo emocional en un individuo; cada individuo tendrá una respuesta específica en función de sus experiencias previas o de los programas de su subconsciente.
En este sentido, afirmamos que el proceso de comunicación, tanto verbal como no verbal, va a provocar un estado u otro en cada uno de nosotros, independientemente de la intención del emisor del mensaje.
Una vez activada una emoción primaria, es muy difícil pararla, por eso hay que atenderla y gestionarla, dejando una huella difícil de borar en el subconsciente. En este Blog ofrezco una entrada para gestionar las emociones con el Método de Resolución de Conflictos.
Por eso debemos vigilar nuestras palabras, nuestros gestos o nuestras intenciones cuando estamos con los niños y las niñas, somos responsables de su salud mental y emocional, entre otras cosas.
No quiero enrollarme mucho en este tema, sólo quiero pararme en dos sentimientos que muchos autores, científicos y expertos en neurociencia ya nos están informando, y son la culpa y la vergüenza.
David R. Hawkings (psiquiatra, investigador, escritor, conferenciante) lo explica muy bien en su mapa de la conciencia, colocando la culpa y la vergüenza en la escala más baja y las que más daño hacen.
El Dr Eduardo Calixto González (médico cirujano, doctor en neurociencia, posdoctorado en fisiología cerebral, investigador, docente de la UNAM, escritor...) así lo afirma y lo alerta en muchas de sus conferencias. Veamos un extracto:
No quiero seguir exponiendo la importancia y necesidad de impedir en todo momento utilizar estos sentimientos en otras personas como forma de querer conseguir cambios, porque nada más lejos, conseguiremos estados emocionales que van a perjudicar muchísimo a la persona, y en caso de ser un menor de 12 años, se va a grabar en el subconsciente lesiones más fácilmente que en el adulto, difíciles de corregir, que le van a condicionar su futuro.
El sistema educativo tradicional se ha basado en conseguir resultados a través de emociones negativas, castigos, recompensas... cuando ya se ha visto y se está viendo ya sobradamente, que los resultados son mucho más amplios y con muchos más beneficios, cuando se trabaja en base a sentimientos positivos.
Nadie dijo que fuera fácil, pero debemos seguir intentando mejorar nuestro entorno, porque somos los responsables; los niños y las niñas nos necesitan.
Muchos me han preguntado que por qué es tan recomendable este libro de juegos para padres, educadores o docentes. Y realmente el título puede dar lugar a una interpretación incompleta.
El título del libro podía haber
sido “cuidado, niños creciendo. Vigilemos sus emociones”, pero como el
aprendizaje real en la infancia se crea básicamente a través del juego, ya sea
reglado, espontáneo o a través de las experiencias de cada momento, opté por “Atención, niños jugando”, con la relación subconsciente entre
juego y aprendizaje de la infancia vinculado siempre con las emociones.
El
libro está creado en base a muchos estudios de investigación de innumerables autores
en base a la neurociencia, neuroeducación, educación emocional… muy reconocidos
(Manfred Spitzer, Ken Robinson, Anna Forés, César Bona, Eduard Punset, Carlos
González, Carlos Espinosa, Daniel Goleman, Cecilia Ramos, Steve Bhaerman,
António C. Rosa Damásio, Pablo Fernández Berrocal, Rafael Bisquerra, Roberto
Aguado, Paul D. MacLean, David A. Sousa, Tomás Ortiz…y un largo etcétera),
donde se han recogido todas las ideas principales y se ha sintetizado en la
realidad, en la práctica del día a día y en lo que SÍ FUNCIONA.
Se
tratan muchos temas y puntos necesarios hoy en día para tener en cuenta, por lo
que el libro se transforma en una guía básica y sencilla para padres, docentes,
acompañantes, educadores… y cualquier persona que esté cerca de un niño o una
niña, incluso para entender a "tu niño" o "tu niña” interior. Así las familias con las que trabajo pueden entender mi metodología y mi enfoque pedagógico.